Si llega otra vez un día en que se apaga la luz de mis ojos, si mis labios parecen petrificados, y no saben reír, no busques la causa del cortocircuito; no soy una máquina que puedas examinar y reparar.
No me abandones tampoco: escúchame, o solo mírame, si no consigo hablar.
No te preocupes si no me entiendes y acepta mi tristeza sin más.
Marleen
2 comentarios:
Encantado de encontrar estas palabras...
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