Miré el reloj.Las ocho y media. Los rayos ya no llegaban a tocar mi piel, mis ojos ya no llegaban a ver la luz del Sol. Se hacía de noche, poquito a poco, mientras tus ojos y mi boca intercambiaban mensajes cortos, mientras mis miradas y tus palabras lo decían todo. (Todo lo que no queríamos oir). Mientras anochecía, dejábamos correr el tiempo como aquella vez, el otro día hace 2 años, dejando sonar en el silencio el ritmo de los latidos de nuestros corazones.
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